viernes, 3 de febrero de 2012

HACIA EL XVI CONGRESO LATINOAMERICANO Y CARIBEÑO DE ESTUDIANTES.

Por: Camila Vallejo Dowling


La educación y particularmente la educación superior ha sido y es una preocupación de la juventud latinoamericana y mundial, la historia de su movimiento ha levantado como demanda prioritaria la lucha por las reformas democráticas, progresistas y libertarias, y ha sido al mismo tiempo, un componente fundamental en la integración de América Latina.

La visión colonial de la educación como productora de mano de obra barata para los intereses y necesidades de determinado modelo y la diseminación de la ideología dominante es una realidad que ha sido profundizada por las reformas de inspiración estadounidense realizadas por los regímenes militares y el neoliberalismo en todo nuestro continente, así como también sus concecuentes contrareformas de carácter violento que liberalizaron y desregularon la enseñanza superior en la región.

La herencia que recibe nuestra generación después de décadas de dictaduras, gobiernos autoritarios y políticas neoliberales es desastrosa. La disminución de matrículas en las instituciones públicas frente a un aumento explosivo y desregulado de las matrículas en las instituciones privadas han sido una de las maneras de promover la educación como una mercancía cualquiera. Brasil, Colombia, Salvador y Chile encabezan la lista con más de 70% de sus estudiantes universitarios matriculados en la red privada de la enseñanza.

Preocupante ha sido también el estancamiento y atraso científico y tecnológico al que hemos sido sometidos producto de la falta de planificación e inversión en esta materia. La subsecuente división entre aquellas naciones que producen tecnologías de punta y aquellas que se ven obligadas a copiar alguna tecnología, muchas veces ya obsoleta ha producido una profundización de las desigualdades regionales al hacerlos más dependientes y vulnerables a los dictámenes de las grandes potencias.

Las consecuencias del modelo de enseñanza superior que tenemos en la actualidad son muchos, entre ellos el adiestramiento producto de la formación de técnicos competentes pero privados de formación científica, cultural y de valores cívicos y morales; un sistema de acceso excluyente que no incorpora talentos sino que selecciona memorizadores de contenidos e información; la falta de democracia institucional como herencia autoritaria de las reformas de los regímenes militares y la ausencia de una autonomía eficaz de las insituciones que le permita no depender de los dictámenes del mercado ni de intereses particulares.

Quizás el problema central de todo sea la ausencia de proyectos nacionales de desarrollo democrático y sustentable en gran cantidad de nuestros países, incapacidad que se expresa en la forma desarticulada en que se ha edificado el sistema educacional. La imposición de modelos foráneos e incluso experimentos de modelos hiper ideologizados han demostrado una profunda incongruencia con nuestra realidad socio económica y socio cultural, determinando una arquitectura de la educación superior absolutamente dañina y obsoleta desde el punto de vista social, político e institucional.

Ante esto, el movimiento estudiantil debe ser capaz de develar el carácter estratégico de la educación para el desarrollo de las naciones y los pueblos como forma de emancipación del yugo colonial e imperialista de las grandes potencias. Sin un sistema educacional y científico propio, sólido, asequible, dedicado a revertir las lógicas de este mal desarrollo en el que la mayor parte de nuestra población trata de sobrevivir, es prácticamente imposible luchar por una verdadera emancipación e integración regional.

Después de haber estado participando de la reunión consultiva de la OCLAE (Organizacización Continental Latinoamericana y caribeña de Estudiantes) con dirigentes estudiantiles de federaciones y organizaciones nacionales de Panamá, Nicaragua, Brasil, Uruguay, Paraguay, Ecuador, Colombia, Venezuela, Puerto Rico, Cuba y por supuesto, Chile, es posible ver cómo los estudiantes de tan diversos países de nuestra América siguen luchando por la defensa de la educación pública, algunos erigiéndose desde procesos de mayor avanzada producto de sus gobiernos progresistas o de carácter más revolucionarios y otros aún luchando contra el yugo colonial y modelos neoliberales ya fuertemente enraizados en todos los ámbitos de su vida.

Además de la socialización de nuestros contextos políticos, agendas de movilizaciónes, demandas y objetivos estratégicos, nos abocamos a preparar nuestro décimo sexto Congreso Latinoamericano y Caribeño de Estudiantes que tendrá lugar en Montevideo, Uruguay entre el 5 y 10 de Agosto, para tratar variadas temáticas que como juventud crítica necesitamos discutir para la visualización de una verdadera alternativa de desarrollo para nuestros pueblos.

La realización del 16 CLAE constituye un acontecimiento de real importancia para el alcance de estos objetivos. Avanzar en una mayor integración entre los jóvenes pertenecientes a los movimientos estudiantiles de los distintos países de nuestra región y el lograr concordar lineamientos estratégicos es un paso fundamental para la lucha en defensa de la educación pública, es velar por las organizaciones que representan toda la comunidad universitaria, pero por sobre todo, la libertad de nuestros pueblos.

Los jóvenes tenemos la oportunidad histórica de ser protagonistas de la construcción de otra realidad, que se constituya sobre un escenario más democrático y progresista, con un sistema de educación superior en América Latina y el Caribe que adopte el principio de la educación como bien público, en consonancia con los valores de la calidad, la pertinencia, la relevancia inserción y la igualdad como derecho universal.

"Por nuestra América, Educación, Unidad y Libertad"

fuente:http://camilavallejodowling.blogspot.com/2011/01/hacia-el-xvi-congreso-latinoamericano-y.html

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